Hemos llegado a
SIBIU ciudad medieval que se remonta al siglo XII, teniendo tres anillos
concéntricos de muros amurallados, alguno aún conservado datando estos de los
siglos XIII a XVIII.
Los colonos
alemanes la llamaron Hermannstadt,
siendo en estos momentos una de las ciudades medievales mas grandes de Rumania.
La parte alta de la
ciudad es la que contiene la mayoría de los monumentos, y la parte baja donde
se encuentran las plazas y las casas.
Hay dos plazas
cercanas una de otra, llamadas la Plaza
Mayor o grande y la Plaza
Menor o chica. Y otra plaza llamada Plaza Huet ,que es donde está la Catedral Evangélica,
anteriormente fue católica húngara conservando en su interior pinturas
medievales y un órgano con los tubos mas grandes de Rumania.
Frente al museo
Astra se encuentra la Iglesia
jesuita de estilo barroco, y a la izquierda de esta la Torre del Consejo.
Hay otras torres
que se encuentran en las murallas
orientales de la ciudadela y tienen nombres de los que las ocuparon como: los
Arcabuceros, los carpinteros, o los Alfareros.
Y teniendo museos
de Historia o el de Farmacia, el más llamativo es el Nacional de Brukenthal,
diseñado por el gobernador de Transilvania Samuel de Brukenthal, su interior es
barroco y rococó, pero las pinturas que ahora tiene no son originales.
También nos
llevaron a ver “el puente de los
mentirosos” siendo de hierro forjado y sin ningún pilar de apoyo a la vista.
Pero si por algo
es famosa esta ciudad es por las casas que rodean a la plaza mayor, siendo en
las azoteas de estas donde se encuentran los famosos ventanucos ovalados
pareciendo ojos, y sus tejadillos superiores semejando a párpados.
Seguimos ruta hacia BRASOV, que es una de las mayores ciudades sajonas,
conservando aún un centro de estilo medieval.
Lo mas imponente y
visible es la Iglesia Negra,
llamada así desde que un incendio,
provocado durante el asedio a la ciudad por los Habsburgo, la dejo de ese tono
además de matar a mas de tres mil personas. Fue mas tarde el emblema del
protestantismo transilvano.
En su interior hay
unos reclinatorios decorados siendo las pinturas en ellos los que identificaban a los gremios a los que
pertenecían, y esto era de uso exclusivo.
Tienen una
colección de 119 mantas de Anatolia, regalo de comerciantes o soldados turcos.
En verano se celebran conciertos de órgano.
Otra de las
iglesias, es la ortodoxa dedicada a san Nicolás, con unas torres de agudos
pináculos.
Esta ciudad
también está protegida por murallas, de las que se conservan pequeños tramos,
siendo el mas importante el construido por el gremio de los tejedores en el s. XVI.
Para entrar a la
ciudad había unas puertas, siendo la Puerta
Schei la que separaba la ciudad sajona del pueblo rumano, y
por la Puerta Ecaterinei,
los rumanos que querían entrar en Brasov solo podían hacerlo determinados días
a la semana, previo pago de peaje.
Como otras ciudades,
tienen un museo de Historia y otro de Etnografía, y el dedicado en el barrio
Shei, al recuerdo de la primera escuela
rumana, donde también se encuentra una imprenta.
Hay visitas que
se pueden obviar, pero pienso que las guías se ven un poco coaccionadas por los responsables de Turismo
en Rumanía.
Ya quedando poco
para terminar el viaje, os dejo descansar hasta mañana.
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