Nos
vamos acercando al final del viaje (que no al viaje final) y aún nos quedan de
ver algunos castillos como el de Bran y
Peles.
Y no podíamos
terminar sin quitarnos la sombra de
Drácula ya que el castillo de Bran,
que solo fue de el por poco tiempo cuando conquistó este espacio en el S.XV.
Antes había albergado a una guarnición
fronteriza y mas tarde perteneció a los sajones, pero ya en el S.XX se le cedió
a la familia real rumana, y estos momentos,
pertenece a los descendientes de los Habsburgo que piden 50 millones de Euros a
la corporación municipal si quieren recuperarlo.
El castillo Peles, fue comenzado por el rey Carol I en
1866, y se terminó en 1914, siendo una mezcla de neorrenacentismo alemán y neogótico.
Cercanos a este
están los palacios de Pelisor y Foisor. El primero parece un
chalet de montaña y fue la reina Maria de Rumania la que decoró el pasillo y
habitaciones con motivos modernistas.
Se dice que el
de Foisor construido por Ceausescu en lo mas alto de la colina, lo hizo para
quedar” por encima “de la familia real.
Es en este
lugar de Sinaia donde han quedado más recuerdos de la familia real incluido el
monasterio que fue fundado por el príncipe
de Muntenia, llamado Mihai Cantacuzino. Contiene objetos e iconos religiosos, y
una exposición de objetos de cerámica y
porcelana.
Y terminamos el
viaje que podíamos haber hecho a la inversa, y quizá cambiando la M de Marzo por la M de Mayo y quizá nos hubiese
hecho menos frío, que es lo que nos ha impedido ver con mas comodidad todas estas ciudades que al estar en el trazado de los Cárpatos son
muy bellas, cuando están nevadas idóneas para practicar esquí o en verano para
hacer senderismo, pero esta primavera ha sido fría y húmeda.
Quiero
hacer un breve comentario sobre los romaníes o llamados gitanos por los mismos
rumanos, a los que controlan y temen como el todos los lugares donde se
asientan ya que son nómadas y que sus propias
tradiciones fácilmente reconocibles en su atuendo, los hombres con sombreros y
las mujeres con largas faldas de colores. Muchos romaníes son originarios del continente indio y tienen
un idioma particular que no es el propiamente rumano, lo que se une a que
tampoco entienden el sistema de vida en
Europa, por lo que es difícil integrarlos.
Moviéndose
en clanes algunos han mejorado de vida, otros pretender seguir viviendo como músicos o
caldereros de cobre, y otros de la
mendicidad o los robos siendo por esto ultimo por lo que son perseguidos allá
donde van, y por lo que lo rumanos no quieren ser asociados a ellos .
Y
ahora un consejo, si queréis hacer alguna compra, mejor la hacéis antes de
pasar al embarque en el aeropuerto, ya
que en lei es todo más barato, comprobado en euros se dobla el precio.
Las cremas
de la Dra. Aslam
que allí no usan mucho porque les parecen un lujo, mejor comprarlas en
cualquier farmacia rumana.
Y ya en el
adiós mi recuerdo a las personas que conocí, entre ellas a Miguel, que se puso
el traje típico de hombre rumano, y junto a la esposa del responsable del grupo
que a su vez se vistió con el típico de mujer, nos deleitaron con su simpatía y
generosidad en un final de comida “rumana”, repartiendo los postres y su
bebida.
También a
ese grupo que nos encontramos en la parte trasera del bus con el que
compartí risas, y ratos.
Y a todas
esas otras que desconocidas en la
partida, amigadas en el regreso, con muchas fotos en la cámara
y muchos recuerdos en el alma. Y lo escrito compartido.
La revedere…adiós
Hasta la próxima. MARGA